Margaritaville Hotel

A 4 horas y media de San José, en Flamingo-Guanacaste, se encuentra este destino preferido para muchos turistas extranjeros y que ahora quiero compartirles para que también ustedes puedan disfrutar tanto como lo hicimos nosotros.

Les juro que estuvimos 4 días y 3 noches y aún así nos faltó tiempo para poder disfrutar de toda sus instalaciones y los servicios que ofrecen.

Desde el momento en que uno llega al hotel se nota la calidad de atención que tendremos durante nuestra visita. La bienvenida y la atención son el fuerte de este lugar y lo que hace amena toda nuestra permanencia acá. Sus distintos rincones se prestan perfectamente para sentirse como en casa y hasta mejor.

Nos hospedamos en una habitación tipo apartamento, con un cuarto amplio de dos balcones, uno daba a la piscina y el otro a la playa desde el cuál podíamos disfrutar de los increíbles atardeceres de Flamingo (por eso si tienen la oportunidad, soliciten hospedarse en este lugar específico), además una sala, un amplio baño y hasta una sector de cocina con refrigeradora y microondas. La bienvenida en nuestra recámara la hizo nuestra "Ama de Llaves", así se presentó, y nos dijo que ella iba a ser la que nos atendería los días que estaríamos ahí, en la mañana haría el aseo respectivo de toda la pieza y además nos prepararía la habitación en las tardes noches para nuestro descanso, además de prepararnos café o cualquier otra bebida que quisiéramos. De entrada, La Ama de Llaves nos envió un arreglo de frutas que estaba delicioso y todos los días nos tenía en la tarde y en la mañana un detallito diferente en la decoración de nuestra habitación, detalles que como siempre digo si importan!!!

Hay servicio de comida a la habitación o bien puedes ir a cualquiera de los 3 restaurantes que se encuentran dentro del hotel donde uno de ellos es italiano (Capriccio), súper recomendado, de hecho comí dos veces ahí, dicho sea de paso, en este lugar conocimos a Jaime el mesero estrella, el cual es de esas pocas personas que uno encuentra en la vida que se les nota la vocación y el amor por lo que hacen, súper atendidos sin ser demasiado y además consentidos como en ninguna parte nos habíamos sentido.

El segundo día quisimos disfrutar la piscina y del bar que hay en ella, así que nos pedimos el coctel de la casa, el "Margarita" que por cierto, sirven distintos tipos y sabores.

Durante el día, el hotel cuenta con distintas actividades para aquellos que deciden quedarse en él, es así como nos invitaron a jugar un partido de voleibol en una de sus piscinas; disfrutamos montones y reímos a más no poder. Antes de que cayera el sol, a JuanDa se le ocurrió apreciar el atardecer desde nuestro balcón junto con una botella de vino rosado, el momento y la vista fueron perfectos, no podíamos pedir más a la vida.

Al tercer día nos levantamos temprano y nos fuimos a bucear, lo bueno es que dentro del hotel hay una oficina de información turística que además ofrece diferentes tours al rededor de la zona como canopy y snorkel, con los mismos precios que en los demás centros turísticos, es así como sin necesidad de salir del hotel pudimos coordinar nuestra salida de aventura, ellos se hicieron cargo de llevarnos hasta el bote y recogernos al regreso.

El agua tenía una excelente temperatura y poca corriente, lo cual la hace perfecta para la actividad, en la primer inmersión vimos varios peces de tamaños y colores distintos, entre otros animalitos, para la segunda inmersión debo confesar que tuve un pequeño contratiempo, sin saber porqué razón, no pude controlar mi peso y por lo tanto en un momento no pude mantenerme en la profundidad por lo que comencé a ascender sin poder controlarlo, por dicha las personas que supervisan los buceos pudieron ver la situación a tiempo y traerme de regreso al fondo, al final no pasó a más, sólo un pequeño susto, me pusieron más peso y listo, problema solucionado! Para las personas que desconocen del tema, cuando se baja a más de 15 pies de profundidad se debe hacer una parada de descompresión de lo contrario esto podría ser letal y nosotros estábamos a 20 pies, es decir, no podía subir de golpe a la superficie sin antes estabilizar mis pulmones.

De regreso al hotel y después de una deliciosa ducha, que además debo decir, el baño de nuestra habitación contaba con todo lo necesario, desde jabón para el rostro, para el cuerpo, y gel de baño, hasta cepillo de dientes, pasta, y otro montón de cositas más, definitivamente no necesitábamos nada; nos contaron que ese día había un carnaval el Mardi Gras que es típico de New Orleans, debido a que había tanto estadounidense en la zona decidieron celebrarlo en Flaminio y nosotros dijimos presente a la actividad. Las personas desfilan caminando o en vehículos decorados y con vestuarios coloridos, en el evento tiran confites y collares de colores, además hicieron una increíble fusión cultural con las costumbres ticas, es así como se ve la participación de la banda y la cimarrona costarricense junto con sus mascaradas, el ambiente muy bonito y alegre.

Como el hotel está frente a la playa, quisimos disfrutarla un poco. La playa hermosa, arena blanca, agua cristalina con una parte de rocas y corales donde se crean pozas perfectas para pasar dentro de ellas cuando la marea está baja, después de un par de horas de sol decidimos apreciar el atardecer en la zona verde del hotel que se encuentra equipada con sillones y decorada con bombillos que al prenderse dan ese efecto romántico al momento.

Cayó la noche, nosotros nos pusimos nuestro mejor atuendo (costumbre que tenemos desde que nos conocemos, donde cada vez que viajamos dedicamos una noche a vestirnos bien y salir a cenar a un lugar bonito) y fuimos al restaurante italiano que les comenté, la velada estuvo perfecta así como su gastronomía y mixología.

Con todas estas experiencias, sólo puedo estar más que satisfecha. JuanDa no quería regresar y yo me guardo en mis contactos importantes la opción de Margaritaville para la próxima vez que visite Flamingo o que quiera ir a la fija a pasar unas increíbles vacaciones